Estamos ante un vino con un punto outsider, fuera de lo común, elaborado por la bodega Celler del Roure.
Está elaborado con una variedad de uva llamada Mandó, autóctona de la zona valenciana de les Terres dels Alforins (D.O.P. Valencia), con métodos de vinificación más típicos de los vinos blancos. De ahí lo de «blanc de mandó», siendo la uva tinta, claro.
Vendimia manual, despalillado total, encubado en prensa, sangrado directo, levaduras autóctonas, finaliza la fermentación alcohólica en tinajas de barro enterradas de 150 arrobas de capacidad, crianza de 6 meses.
Rosado oscuro, brillante, con aromas a fresas y frambuesas, toques herbáceos a tomillo y cítricos a pomelo. En boca tiene una entrada muy fresca, seco, con una acidez notable y con un retrogusto a frambuesa y piel de pomelo.
¡Qué bien marida con unas croquetas de cocido!
En la escala de Johnson me bebería 1 caja.
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